Tres vecinos: Los visitamos en un complejo de Chacarita inspirado en las antiguas viviendas colectivas
El proyecto del estudio Cottet Iachetti, ejecutado por la firma Compañía de Inversión y Desarrollo, atrajo a estos vecinos por la espacialidad, la materialidad y la luz, pero además porque sus recorridos por escaleras, espacios comunes y jardines no solo conectan los departamentos: también alientan el saludo diario, y eso se valora.
Creativa publicitaria, trabaja en una agencia. Se mudó hace menos de un año y se toma el tiempo necesario para resolver la ambientación de su nuevo hogar: en marzo solo tenía la cama y la heladera. Hoy disfruta de la movida del barrio y de recorrer cafeterías de especialidad, bares y almacenes orgánicos. Es la primera vez que vive sola, pero conoce a uno de sus vecinos de toda la vida: enfrente de su depto vive su primo, así que la cercanía los hizo más amigos.
En el gran estar organizó el living y, frente a la cocina, el comedor con piezas vintage que proyectan (a sus 26 años) una mirada entrenada para el buen diseño. Del edificio le interesaron los materiales puros y la distribución abierta, que están en sintonía con su estilo despojado.
Vistas despejadas y los muebles necesarios definen este departamento. Es lo que Valentina quería: tener espacio suficiente para recibir familiares y amigos.
En el ingreso al departamento se encuentra el balcón donde Valentina puso un juego de mesa y sillón (El Yeite). Las cortinas de bandas verticales fueron la opción más cómoda para las puertas de vidrio por donde se accede al departamento. Las mesas bajas y el banco ‘Aalto’ (Tortuga) sirven como apoyo en distintas situaciones. En dosis justas, el mostaza es el color que se destaca y suma calidez en una caja casi blanca.
“Me costaba visualizar la cocina integrada al living, pero ahora me parece muy cómodo, sobre todo cuando hay invitados”.
“Recién cuando siento que realmente necesito algo, salgo y compro. A veces, me lleva bastante tiempo decidirme. Estoy contenta con lo que hay, creo que no hace falta nada más”.
“El ventanal del dormitorio fue clave para definir la ubicación del escritorio. Hay luz natural todo el día.”
Valentina Díaz Salama, creativa publicitaria.
En el dormitorio, escritorio de madera (Surge), que vino desarmado y Valentina ensambló. La silla la trajo de su oficina. Alfombra (Elementos Argentinos). Valentina trabajó en una agencia que conceptualmente era como un mercado. De allí viene este cajoncito.
“El barrio es espectacular: durante el día casi no hay ruido”, cuenta Valentina, que tiene el dormitorio y su lugar de trabajo en un ambiente que da a la calle”
Ella es diseñadora gráfica y cofundadora de Estudio Cosmos, dedicado al desarrollo de marcas con foco en emprendedores innovadores y emergentes. Él es administrador de empresas y actualmente trabaja en un proyecto que, según dicen, está destinado a cambiar el concepto de la alimentación de perros y gatos. Se conocieron cuando Francisco se acercó a Cosmos como cliente, son pareja desde hace un año y medio, y se instalaron juntos en este departamento hace seis meses.
Hija de arquitectos, Camila apreció rápidamente el diseño y la calidad de la construcción. Cuando supieron que era difícil encontrar un departamento en el complejo, se enfocaron para convencer a la inmobiliaria de que serían los inquilinos ideales y, en el vértigo de los días entre Navidad y fin de año, concretaron la operación.
El contrapunto entre la calidez de los pisos de incienso y el hormigón visto fue el punto de partida para plantear la ambientación, que organizaron con los muebles que cada uno traía de su casa y que quedaron perfectamente amalgamados.
La mesa (con estructura de hierro y tapa de cajas de vino) y las sillas ‘Tólix’ vinieron de la casa de Francisco. En el living, sobre el sillón de lino gris topo, manta tejida por Camila.
“Con detalles en negro, amarillo y texturas naturales como el yute, acentuamos el contraste entre los materiales”
Camila Francisco Mera, cofundadora de Estudio Cosmos.
Cuando vivía sola, Camila tuvo una vecina que la inició en el cuidado de las plantas. Con sus enseñanzas, mucho de intuición y el tiempo que les dedica, creó este vergel interior con ejemplares como el Ficus pandurata que llegó débil y hoy es escultural.
“Las plantas son protagonistas absolutas. Quisimos disfrutar la sensación de un pequeño oasis en la ciudad y nos encanta ver que hay muchas que aquí encontraron el lugar ideal para crecer”
“Buscamos especialmente que la cocina fuera integrada porque nos gusta cocinar y así podemos compartir ese momento cuando estamos solos o con amigos”.
Otro aspecto del departamento que le gusta a la pareja es la iluminación, que destacaron con galponeras y lámparas negras, tal como hizo otra de las vecinas.
En el baño, la cortina de género ‘nido de abeja’ off white combina con el color de la mesada flotante de Silestone. Para sumar espacio de guardado, agregaron la cajonera negra.
Bajando desde la planta principal, se encuentra el dormitorio en suite. La mesa de la derecha es de madera de zoita y fue hecha por el papá de Camila, arquitecto y buen carpintero.
“Intencionalmente el dormitorio es blanco y despojado. Estamos rodeados de estímulos todo el día y queremos que sea un verdadero lugar de descanso”.
Licenciada en Comunicación. Trabaja en una empresa de tecnología de publicidad digital como responsable de desarrollo de producto y nuevos negocios para toda Latinoamérica. Estudió astrología y tiene una marca de zapatos que diseña y confecciona de manera artesanal, llamada LuSal.
Conoció el proyecto de La Vecindad en 2019 y lo siguió de cerca hasta su inauguración el año pasado porque le gustaba la zona y la posibilidad de vivir en una unidad con terraza. Junto con su hija Catalina, de 12 años, se mudaron en diciembre del año pasado a uno de los dúplex.
De a poco, fueron organizando lo que Luciana llama “una casa de chicas”. No es que haya referencias obvias. Es más bien una forma de describir a este espacio propio en el que comparten tantas cosas, como por ejemplo el interés por la astrología, el tarot y los rituales de limpieza que hacen con sahumos y velas con aromas para renovar energías. También son habituales las salidas para explorar el barrio. Luciana dice que Chacarita “de día es de las doñas y a la tardecita se pone cool como el público que viene a sus bares”. Estas vecinas se sienten identificadas con unas y con otros.
“Pensé en una decoración cálida y minimalista que acompañara los materiales del departamento y no le quitara protagonismo a la luz”
En el living, sillón en L gris plomo (Idear Home) con almohadones en pana a tono con las plantas. Del mismo color es el puff (Carrefour).
En la cocina, mantuvieron los muebles con frente de madera. La altura de la barra resguarda la vista de la mesada. Como en el de Camila y Francisco, se ingresa al departamento por la planta principal. Una escalera lleva hacia la terraza y la otra hacia los cuartos.
“Quería que la cocina tuviera un límite sutil, que marqué con el papel estampado con un diseño muy delicado de hojas”.
“Busqué asesoramiento para saber cómo generar climas con la luz y me convencieron las lámparas en metal negro con focos cálidos”
Cuando está abierta, la mesa es para 10 comensales cómodos. Resulta perfecta para las dueñas de casa, felices de recibir amistades en la terraza o en el estar.
Sobre la cama, obra de Sofía Wiñazki. Manta de lana tejida a mano (Elementos Argentinos). Almohadones (Teodelina Deco). En el piso, un par de mules de cabritilla hechos por Luciana (LuSal). Mesa de luz y florero heredados.
“El departamento tiene una distribución muy cómoda para vivir y para trabajar desde casa. Nos acostumbramos muy rápido a tener los dormitorios abajo: sentimos que quedan resguardados del ritmo de la casa y dan más privacidad”.
“Cata tiene 12 años y una mente abierta. Tuvo libertad para decorar su cuarto y se dio el gusto de tener una hamaca nido”.
Reference-www.lanacion.com.ar